martes, 28 de octubre de 2008

Lorca. Fábula y rueda de los tres amigos


“No. No me encontraron.
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba,
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados”.

El domingo leí entre sueños el poema de Lorca: Fábula y rueda de los tres amigos. Lo leí sin entender, mirando las palabras como huesos desconocidos de un cuerpo antiguo y grande. Aprendo a leer así, sin entender.
Al final: “…y que el mar recordó ¡de pronto! los nombres de todos los ahogados”. El corazón se me retorció y algún tipo de conexión neuronal remota se volvió para mirarme.
El mar, tan grande, extendido en el fondo, en la playa. Torpe. Con algas enredadas. Cambiante. Agua que de pronto toma conciencia, unifica sus átomos, les da una dirección, se ioniza. Y recuerda. Recuerda el nombre de los ahogados sin olvidar ninguno.

A veces estás cansada. Él se acerca por detrás y te masajea los hombros. Hasta ese momento no lo habías notado pero los tienes cargadísimos ¿entiendes?
Tienes quince años. Él te acaricia un pecho. Notas toda la esperanza retenida justo al otro lado de la piel ¿entiendes?
Hay un dolor de todos que olvida el nombre de los ahogados. Un dolor que no sabía que tenía hasta que Lorca me dijo ese verso. Eso es para mí la belleza.

jueves, 23 de octubre de 2008

El último libro de Sergi Pàmies

El último libro de Sergi Pàmies, Sergi Pàmies (Anagrama, 2001. 139 Pags.)

El último libro de Sergi Pàmies no es el último libro que yo he leído ni tampoco el último libro de Sergi Pàmies. Esto segundo sucedió cuando el autor, en lugar de morirse o retirarse, publicó la colección de cuentos Si te comes un limón sin hacer muecas (Premio Ciutat de Barcelona y Premio Lletra d´Or 2007).

El nombre de Pàmies, periodista, guionista, novelista y traductor, suena próximo al de Quim Monzó, y sus voces narrativas también se avecinan. Asustado como Carver y armado de ironía como Monterroso, Pàmies nos ofrece nueve cuentos protagonizados por un ciudadano que vive, observa y trata de entender, convencido de que la observación puede llevar al entendimiento. Pretende mostrar, “con síntesis y depuración formal”, según palabras del autor, “un catálogo de miedos que afectan al hombre moderno.”

La mayoría utiliza la estructura del relato corto construido a partir de ese miedo o idea central (el valor del tiempo, la pérdida, el porvenir) desarrollada con prosa cómoda y precisa. La fuerza de los títulos no se mantiene a lo largo del libro, pero podemos destacar El precio o La máquina de hacer cosquillas.

Más en:

http://www.barcelonareview.com/27/s_sp.htm

http://www.escriptors.cat/autors/pamiess/index.html

lunes, 13 de octubre de 2008

Tom Spanbauer. El hombre que se enamoró de la luna

Tom Spanbauer. El hombre que se enamoró de la luna.
Ed. Muchnik. Colección: Quinteto (2002)




Este libro está lleno de verdad. Sí, queda cursi. Pero no sé como nombrar cuando piensas que el autor lo ha contado todo, que las palabras estuvieron al servicio de hacerte llegar de una manera directa y sincera lo que sabe. La historia de Cobertizo se cruza con la de otros tres personajes; Ida, Dellwood y Alma, en el contexto de un burdel, en 1880, en Idaho. Es un texto pensado silaba a silaba. Un libro que sabía de si mismo que iba a ser mirado con lupa cuando saliera a pasear por las librerías.
La sexualidad rompe con todo. El amor es la fuerza que une a estos personajes frente a un medio estrecho y arisco. La importancia del lenguaje, la capacidad de husmear y contar. La confianza de que al final uno puede hacer frente a cosas y renovarlas por completo.
Tengo que decir que (es mi opinión, claro) hay diálogos muy artificiales, expresiones demasiado cuadradas en las que los personajes pierden la frescura. Quizá porque a Tom Spanbauer lo que le importaba por encima de la literatura era que supieras algunas cosas.

domingo, 12 de octubre de 2008

La mujer pantera




Leo que "La autoficción es la nueva literatura" Es una palabra que no había escuchado antes así que me pongo a leer sobre este tema. Acabo muy perdida. Me autoconvenzo de que pede ser que me esté autoengañando cuando me dedico a hacer autopsias sobre las frases que otros autores han escrito sobre ¿qué? Me paro un segundo y autoanalizo la cuestión y de paso me autoanalizo a mí.
Salgo del espejo.
Sueño con una pantera. Recuerdo una película de terror que vi hace mucho tiempo. Es una película en blanco y negro, el miedo siempre es mejor a dos colores. En esa película hay una pantera que es la protagonista y, sin embargo, nunca la ves. Ves su sombra, escuchas sus rugidos, escuchas los gritos de su víctima, pero el animal no aparece. También hay una mujer, una mujer buena. A esa mujer sí que puedes verla. Esa mujer buena está maldita y cada noche se transforma en la pantera que tú solo puedes imaginar.
Leo que "nos enfrentamos a un rechazo de la imaginación" Que hay "un deseo general de saber lo real, lo auténtico, lo verdaderamente sucedido.."
Como si ahora el mundo hubiera dejado de ser lo que sabíamos y se transformara en un desconocido, un cristal opaco que ya no refleja lo que soy. Es cierto, puede ser, sin embargo... Si hay una brecha, si el exterior está en perfecto desacuerdo con el interior, si la memoria ya no rescata a los muertos, entonces ¿Por qué los huecos de las manos son los mismos huecos de siempre? O por decirlo de otra manera ¿Por qué las historias siguen siendo las mismas de siempre?
¿Por qué? Porque las historias no nos pertenecen.
Leo que "en el fondo toda escritura es un movimiento entre Dios y la nada, una apuesta"
La inquietud que me produjo la película de La mujer pantera se resume en una cuestión ¿Cómo puede suceder que vivan en un solo cuerpo dos seres opuestos? ¿Acaso es posible que el uno no sea consciente del otro? ¿Es su propia naturaleza enfrentada lo que los fortalece?
La mujer y la pantera.
El escritor y el personaje.
Una apuesta: a ver quién sigue viviendo.
Si no lo conoces no puedes matarlo. Si no forma parte de ti no puedes conocerlo. Todo lo que no somos no es. Luego si lo que cuentas no tiene que ver contigo ¿con quién entonces? Si estás tan lejos del reflejo entonces no eres tú quien está delante del espejo. La distancia marca la diferencia entre tu voz y otra voz. Pero al final es solo una voz, el cuento ya estaba allí. Es por lo que creo que la presencia del "yo" (del autor) en la literatura actual no es algo nuevo o más relevante, sino algo obvio e indivisible, algo de lo que hemos tomado conciencia al empeñarnos en mirar detrás del espejo.
Si yo fuera una mujer pantera mis noches nunca serían aburridas y no dejaría que nadie me hiciera daño jamás, pero esa no es nuestra película. En la película de la que estoy hablando la voz que cuenta la historia decide que al final la mujer muera. Supongo que nadie preguntó a la pantera.
Leo que "la historia habla o se escucha, nunca las dos cosas a la vez"
Puede que de la misma manera, solo se pueda vivir o escribir. Una voz dice "yo soy" y otra voz ya lo está escribiendo. Para cuando dos cuerpos dejen de estar juntos, los huecos que se hayan formado entre ellos ya habrán sido explicados. Cuando ya no nos queda nada más, es cuando la historia cobra sentido.
No nos cansaremos de escucharla, una y otra vez.
Eso es lo que nos salva.
A los que escribimos, y a los que leemos.
A los que vivimos.